Que tristeza, eso de no tener Twitter me ha dado la oportunidad de regresar a lo básico, El Blog. La verdad es que la superficialidad inmersa en mensajes de 140 caracteres, hace muy fácil el uso del Twitter, ya he leído muchos post al respecto y no pretendo ni copiar ni fusilar, pero ni modo no tengo a la mano ese sutil desahogo en frases cortas, y como de todas formas esto llega al ciberespacio pues aprovecharé el tiempo.
(Antes de que empiece a escribir frases estúpidas en una servilleta de Starbucks)
Hoy no escribiré de política, ni crítica social, ni alguna creación fantástica de la tecnología, solo haré una retrospectiva a porque mi adicción a las redes sociales. Creo que en primer lugar, estos sitios no requieren de tanto compromiso como un blog, puedes desaparecer por días y no pasa nadas, lo puedes subsanar con “tenía mucho trabajo”, o me fui de vacaciones, pero un blog que no se actualice constantemente pierde lectores.
Nunca he tenido demasiados seguidores, como que siempre he mantenido un perfil bajo o como pueden decir soy un villamelón en el bloggeo, ni modo, así habemos muchas personas, pero pues para eso hay diversidad en el mundo, unos bloggean como respiran, otros lo hacemos cada que podemos y hay quienes ni siquiera han leído un blog en su vida.
Creo que si mi trabajo estuviera más cercano a los IT estaría constantemente actualizando, pero Dios me llevo por otro camino y ni modo no hay tanto tiempo para entrar a leer los blogs, y al mismo tiempo escribir en el propio. Bueno y la inspiración o los temas a veces no aparecen.
En fin es mi justificación a la ausencia; sin embargo estoy constantemente por acá, aunque sea solo de mirón
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