jueves, mayo 07, 2009
De la paranoia normal de un distritense
No cabe duda que según el contexto, cambia el enfoque. Si hace un mes me hubiera dado este maldito dolor de cabeza, hubiera culpado al calor, hambre o sueño. Pero el día de hoy con la paranoia inducida lo primero que pensé, fue que podría ser el inicio de una cadena de síntomas que acabaran dandome un paro respiratorio y poniendole fin a mi vida.
Ya no sé si es influenza o gripe, si viene del cerdo, de un ave, o de una hormiga que viene a vengar la muerte de su hermana bajo la suela de mi zapato.
Por otro lado está la fiebre, creo que no la tengo, pero cuando la temperatura de la oficina parece sobrepasar la marca determinada por todos los medios de comunicación, es difícil saber si el que tiene fiebre soy yo, o es mi escritorio, silla, computadora o el remedo de ventilador que se tenía que descomponer justo en la época más cálida del año.
Bueno por lo menos ya decidieron bajar la alerta de naranja a amarilla, creo que los más felices fueron los restauranteros, lo cual me tranquiliza al pensar que no tendré que volver a utilizar el patamac; osea, el automac a pata, como que eso de estar formado entre un taxi y una suburban no es muy agradable.
Pero ahora si puedo decir que el DF volvió a la normalidad, ya que cuando salí de mi casa me encontre un congestionamiento digno de cualquier día normal para cualquier chilango.
Bueno aquí le dejo, tengo que ir a desinfectarme las manos, porque me acaba de dar comezón en la frente.
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