¿Acaso a alguien sorprende la noticia de las practicas de corrupción suscitadas por el gigante del retail conocido como Wal-Mart?
Seguro que nadie contestó afirmativamente, y el problema es que todos conocemos casos de corrupción en este país, todos lo sabíamos, pero no había pruebas.
Pero el problema no es una sola empresa, sino el sistema en el cual vivimos y que se ha afianzado durante décadas en este país.
Si bien en mi paso por diferentes estudios y proyectos realizados para y por distintos gobiernos, uno se da cuenta del nivel de corrupción que impera, independientemente de los colores que vistan cada uno de ellos, pero también se da uno cuenta que no es un problema generalizado.
Existen procedimientos tácitos de como se manejan los tratos oscuros, aunque también es claro que ya existen muchos funcionarios que intentan hacer las cosas correctamente.
Pero creo que mi mayor molestia no está en el dinero que requiere un permiso de construcción, sino en que esté no se utiliza en beneficio de la sociedad; en vez de invertirlo en los estudios adecuados, se invierte en saltarse los procedimientos; es decir, el presupuesto enfocado a permisos es el mismo, pero como se tiene que cubrir el moche, entonces el monto restante para los estudios de factibilidad se va al suelo, y por lo tanto termina en documentos mal hechos sin sustento técnico que supuestamente avalan el conceder un cambio en el uso de suelo, o el permiso de construcción.
Y entonces la planeación urbana queda en una utopia.
El problema es que estamos en un circulo vicioso, ya que un buen estudio parece muy caro, y por lo tanto se pagan estudios de mala calidad, y por lo tanto el gobierno no los autoriza, entonces para convencer al gobierno viene el respectivo donativo.
Pero eso ya se ha hecho tan cotidiano, que entonces pareciera que para acelerar las cosas, mejor va el dinero primero y después se llenan los vacíos del expediente. Por lo tanto ya no tiene sentido hacer un buen estudio, ya que el permiso está autorizado desde antes.
¿Entonces quien es el que está mal?
Por un lado está la empresa que sabe que tiene que gastar cierto presupuesto por obtener un permiso.
Por otro lado está el gestor que tiene que ejercer un presupuesto para garantizar un permiso.
Ó será la autoridad que tiene que soportar de cualquier forma la expedición de un permiso.
En mi humilde opinión creo que los tres están mal, pero porque lo permitimos.
Pero creo que hay solución y mi propuesta es romper el circulo vicioso para convertirlo en virtuoso.
Creo que debemos redefinir los procedimientos y transparentarlos, disminuir los procesos burocráticos y facilitarlos, entonces:
Si la empresa invierte el mismo monto en estudios de calidad.
El gestor invierte el tiempo en integrar un estudio de buena calidad.
La autoridad no tendrá razón para no autorizarlos y si le pone pretextos sin sentido para obligar a los anteriores a sobornarlo, que se le exponga.
Y por lo tanto la sociedad se beneficiará en infraestructura, equipamiento adecuado.
Pero bueno esa es mi opinión, pero creo que es importante que esté tema pueda abrir un nuevo debate en la planeación urbana.